Quería compartir con vosotros la historia de una chica muy risueña y un vestido que marcaron un antes y un después en mí…

Bea entró una tarde de invierno a mi atelier, era de las primeras novias que yo atendía en Almería, venía sola, con muchos vestidos ya probados y ninguno de su gusto. Fue maravilloso conocerla. Desde el primer momento se dejó aconsejar, se divirtió, disfruto de cada paso de hacerse un vestido a medida.

En esa primera cita en la que le probamos practicamente toda la colección. ¡Y todo le gustaba! Me contó que me conoció a través de instagram, por una sesión de fotos que realicé con Amadamadrina y Capri peluquería y maquillaje. (podéis verla aquí). Recuerdo que me decía… Paz lo que tú quieras, yo quiero ser una modelo vuestra, quiero el resultado de esas fotos…

Y la verdad es que todas las citas con Bea, sus amigas y familia, siempre hacíamos citas dobles, fueron muy divertidas y entrañables. Se palpaba el cariño que se tenían unas a otras y eso es maravilloso, realizamos cambios en el diseño, fuimos probando y mezclando tejidos hasta que todo fue perfecto.

Escogimos un diseño aparentemente sencillo, escote cerrado y espalda de encaje, con falda tableada…Jugamos con los tejidos y texturas para dar un toque diferente. El broche de oro lo puso una sobre falda de Organza texturizada en un tono beige que posteriormente se quitaría para disfrutar de su día comodamente. Bea siempre decía, Paz no quiero estar incómoda luego y preocupandome por una gran cola… Dicho y hecho Bea.

Tal y como ella quería, tanto tocado como peluquería fueron las mismas chicas de la sesión de fotos, Amadamadrina para el tocado y Capri, peluquería y estética, para peinado y maquillaje.

Durante unos meses fuimos una pequeña familia, nos poníamos de acuerdo con las citas, comentábamos que tal se iba sintiendo ella, era nuestra princesa y había que cuidarla…

Y como me dijo una vez una amiga…

¡Que el fin del mundo te pille bailando!

                 

¡Gracias Bea por hacer tan fácil nuestro trabajo!